1.16.2013

Indaga especialista origen de vestir al Niño Dios

Indaga especialista origen de vestir al Niño Dios
 
En su investigación, hace referencia de manera específica a 11 niños milagrosos, aquellos que además de recibir peregrinaciones en sus respectivos templos, son emulados en el circuito comercial de negocio de vestidos, pues los devotos quieren tener en sus casas un Niño Jesús lo más parecido a aquel que confiere favores.

Los niños milagrosos, cuyas imágenes se encuentran en iglesias o capillas de la Ciudad de México son: Niño Pa (Xochimilco), Niño de las Suertes (Tacubaya), Niño Limosnerito (Atlampa), Niño Mueve Corazones y Niño de la Paz (colonia Juárez).

La tradición de vestir al Niño Dios, única en México, tiene su origen en una ceremonia de toma de hábitos en los conventos femeninos de la Edad Media, señala un estudio realizado por la antropóloga del INAH, Katia Perdigón.

La investigación para su tesis doctoral, titulada 'Vestir al Niño Dios. Un acercamiento a la celebración de la Candelaria, en el Distrito Federal', fue acuciosa e implicó la búsqueda en archivos históricos con el fin de analizar la transformación histórica de esta devoción popular hasta la actualidad.

Su interés fue dilucidar cómo esta fecha, que originalmente rememora la Purificación de la Virgen María, ha derivado en mercadotecnia, como la venta por catálogo de un centenar de ropones para la imagen. 'En el siglo XXI el Niño Dios está a la moda', afirmó.

Buscó en archivos históricos con el fin de encontrar las raíces de esta celebración anual en México, sobre lo que la antropóloga refirió que esta figura religiosa fue usada por vez primera en el Belén vivo, una representación ideada por San Francisco de Asís en la Edad Media para difundir la vida de Jesucristo.

Así, la escultura del Niño Jesús adquirió otra dimensión durante esa época, cuando se convirtió en un elemento que acompañaba a las religiosas en su toma de hábitos. En la Nueva España este ritual fue plasmado a través de los denominados retratos de monjas coronadas.

En ocasiones, comentó Perdigón, 'al momento de profesar se les daba a las religiosas la representación escultórica de un Niño Dios. Todo parece indicar que esta costumbre de ataviar la imagen del Niño Jesús deriva de una tradición conventual femenina.

'Al observar las pinturas de monjas coronadas podemos percatarnos que existe una continuidad, desde la Colonia hasta el día de hoy, en lo que se refiere a vestir la figura del Niño Dios', añadió la especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

'En éstas, los niños portan elementos que los relacionan con una advocación, que les confieren su carácter único, llámese Divino Pastor o Niño Peregrino, como es el caso del Niño de Atocha, entre otros', subrayó.

De acuerdo con documentos coloniales ubicados por la investigadora, el Niño Jesús era celebrado en Nochebuena, se le arrullaba en iglesias y casas, tras lo cual se le arropaba para acostarlo en el pesebre. En la actualidad, es así como se lleva a cabo en otros países del orbe; en México esto cambió en el siglo XX.

El Día de la Candelaria -que originalmente era el Día de la Candela- es la rememoración de la Purificación de la Virgen, es decir, se recuerda el momento en que María, junto con su hijo Jesús, se presenta en el templo llevando candelas (velas) y un par de pichones.

Entonces, la figura que realmente se festejaba era la de la Virgen, que inclusive salía en la procesión.

Aunque no se puede explicar con certeza cómo en México el Niño sustituyó a la Virgen, la experta indicó que las referencias más antiguas de esto datan de 1912, cuando se mencionaba que el 6 de enero se hace la Fiesta de los Compadres, y aquel que saque el niño de la rosca de reyes levantará al Niño Jesús el Día de la Candelaria.

La tamaliza es otro de los aspectos que ahora se consideran indisolubles de esta festividad, pero para la sorpresa de muchos Perdigón encontró textos de principios del siglo XX, en los que se asienta que para esas fechas (2 de febrero) el platillo oficial en México era el pato.

Consideró la especialista que probablemente esta comida se sustituyó por los tamales luego que los patos dejaran de inmigrar al Valle de México, debido a la extinción de sus lagos.

En su investigación, hace referencia de manera específica a 11 niños milagrosos, aquellos que además de recibir peregrinaciones en sus respectivos templos, son emulados en el circuito comercial de negocio de vestidos, pues los devotos quieren tener en sus casas un Niño Jesús lo más parecido a aquel que confiere favores.

Los niños milagrosos, cuyas imágenes se encuentran en iglesias o capillas de la Ciudad de México son: Niño Pa (Xochimilco), Niño de las Suertes (Tacubaya), Niño Limosnerito (Atlampa), Niño Mueve Corazones y Niño de la Paz (colonia Juárez).

Buena parte de la demanda de artículos para vestir a la imagen surgió en 1975, con la creación de la Casa de los Niños Dios, fundada por el señor Saúl Uribe.

En opinión de la investigadora, desde hace algunos años se ha suscitado un 'boom' por vestir la figura del Niño Dios, lo cual puede medirse por el número de modelos a la venta.

Estos son elementos que deben considerarse, porque la imagen del Niño Dios mueve la sensibilidad de las personas y genera ternura como pocas representaciones religiosas, concluyó la experta. 

http://www.informador.com.mx/cultura/2010/174815/6/indaga-especialista-origen-de-vestir-al-nino-dios.htm

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